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martes, enero 17, 2012

Riñas, intolerancia y algo más

Autora: Isabel Ortiz Pérez


Columnista: Isabel Ortiz Perez
Se inicia el nuevo año y hay en el inconsciente colectivo múltiples anhelos de que la vida sea mejor. Tenemos en este tiempo propósitos y proyectos de cambio personal, augurios positivos para la gente cercana y para el país entero. Sin embargo, la realidad y la verdad es cruel y nos muestra con realismo la violencia cotidiana que se expresa en las cifras de 717 riñas en Bucaramanga solo en el pasado fin de semana de despedida del año viejo y acogida del nuevo año 2012.

Se ha aceptado como explicación de tanta violencia el fenómeno de la intolerancia, pero pienso que es necesaria una mayor profundización para entender este fenómeno de violencia desmedida que se ha arraigado y que aparece con más fuerza en los días festivos o de celebraciones. ¿Qué se esconde y se afirma con tanta fuerza en la violencia que se nombra como riña? ¿Qué es lo que sienten quienes actúan con tanta agresividad hacia los demás en estas fechas especiales en las que se incrementa el número de actos de violencia en las familias, en los barrios y en las calles? Sabiendo que no es fácil encontrar explicaciones válidas, pienso en un componente poco estudiado y poco reconocido, conectado con el machismo cultural dominante y que es una causa profunda y determinante en el comportamiento violento. Se trata de aprendizajes tempranos especialmente afianzados en la población masculina para ejercer dominio sobre los demás, en especial sobre quienes son considerados más débiles. Estos comportamientos están conectados con la carencia de expresión de sentimientos, el silencio, la negación de emociones, la rabia contenida y el poco desahogo de las frustraciones, actitudes que se les enseñan a los hombres desde la infancia. Al menor desacuerdo o frustración, muchos hombres con ira contenida reaccionan con golpes, gritos, humillaciones y a veces con asesinatos. Ante esto, no queda sino una solución profunda: creer que el ser humano puede cambiar y que es posible diseñar proyectos de reeducación para aprender a solucionar de otra manera las dificultades y los desacuerdos, y en consecuencia otorgar recursos y considerar una prioridad este propósito. Hoy iniciando el nuevo año celebramos la creación del Modelo de intervención reeducativa y/o terapéutica para hombres que ejercen violencias, diseñado por la Fundación Mujer y Futuro en el año 2011 con apoyo de la Gobernación de Santander y planteamos la necesidad de seguir fortaleciendo y validando esta propuesta.



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