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jueves, diciembre 06, 2007

Violencia contra la mujer es un flagelo que no disminuye con el desarrollo económico

Foto: Afp

En todos los continentes se multiplican las manifestaciones políticas para buscar acciones más efectivas contra el maltrato a las mujeres.
LO MÁS PROBABLE es que a lo largo de su vida una mujer sea golpeada, obligada a mantener relaciones sexuales o sometida a algún tipo de abuso. Más grave aún, tiene más posibilidades de morir por violencia intrafamiliar que por cáncer.
La aterradora aseveración la hacen la ONU y la Organización Mundial de Salud (OMS) que este fin de semana presentaron informes sobre el tema y promovieron una jornada mundial para alertar sobre un flagelo que es vergüenza de la humanidad.En todos los rincones del mundo, cientos de miles de mujeres salieron a las calles para exigir el fin de esta pandemia de la cual ningún continente se salva.
El 50 % de las mujeres en Bangladesh, Etiopía, Perú y Tanzania, por ejemplo, denunciaron haber sido objeto de violencia física o sexual por parte de un compañero íntimo, y en el área rural de algunos países africanos la cifra llega a un dramático 71%.
En el Reino Unido asciende al 30% y en Estados Unidos al 22%. Lo más dramático de todas las formas de violencia contra la mujer es que por lo general proviene de un allegado, familiar o amigo.
América Latina no está exenta del mal, como quedó demostrado en Chile durante la presentación de un informe realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al que contribuyeron una decena de organismos de la ONU.
El estudio titulado ¡Ni una más! El derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia en América Latina y el Caribe, presenta estadísticas desoladoras. Por ejemplo, en Chile, entre 1990 y 2007, más de 900 mujeres fallecieron asesinadas, la mayoría por sus parejas o ex parejas. En Bahamas, el feminicidio representó el 53% de todos los asesinatos registrados en 2002; en Costa Rica, el 61 %, y en Uruguay una mujer muere cada nueve días como resultado de la violencia doméstica.
Así mismo, el estudio establece que la agresión sexual contra las mujeres por lo general proviene de sus compañeros afectivos. Así le sucede al 17 % de las haitianas, al 15,2 % de las bolivianas, al 12 % de las ecuatorianas, al 11, 5% de las colombianas, al 9,8 % de las peruanas y al 6,4 % de las dominicanas. Los porcentajes son mucho más altos en países como México donde la cifra llega al 35, 4 % y en Brasil con el 33 %, donde además las mujeres dicen haber sido víctimas de agresiones físicas, violación conyugal y amenazas con armas de fuego.
Según el investigador de la CEPAL, el argentino José Luis Machinea, lo más grave de la violencia contra la mujer es que es "uno de los pocos flagelos que no disminuyen con el desarrollo económico". Y propone como un paso inicial que los países aprueben el Protocolo Facultativo de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, que a comienzos de este año sólo habían adoptado 17 de los 33 países de la región. La ONU tiene el Observatorio Regional para hacerle seguimiento al tema.
De todas maneras, según el informe, los países deben trabajar también en sus sistemas legales porque los reportes oficiales indican que muchas de las mujeres que mueren víctimas de la violencia intrafamiliar han denunciado con anterioridad los maltratos y abusos pero las autoridades no los toman en serio o no les aplican los controles y seguimientos necesarios a los maltratadores.
La enfermedad es grave y por ahora no hay muchas razones para el optimismo.

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