Desde la Escuela Política de Mujeres Pazificas Cali, Colombia
Ustedes están invitando a caminar la palabra, que podría significar también volver a pasar por el corazón los argumentos que se han construido desde la razón, y que seguramente va más allá, e implica la corporalización de los discursos y las oraciones.
Que la palabra nos suceda, que se vuelva sal y nube.
Nos proponen, a partir de cinco puntos, unas reflexiones serias:
1- ¿Cuál es el modelo de desarrollo que queremos? Uno arrasador, atarban, voraz, patriarcal? O podemos como colectividad diversa pensarnos unos nuevos, inéditos, experimentales, que conjuguen las dimensiones de la armonía, sostenibilidad, respeto, ventana, espejo.
Maneras de producir que humanicen nuestro fugaz paso por este planeta.
2- Nos piden que encaremos la violencia desde la conversación, desde la franqueza de las negociaciones, con presencia de los movimientos populares, que no sintiéndose representados ni en el gobierno ni en la guerrilla, necesitan expresarse y plantear sus visiones e intereses en escenarios de negociación colectiva. No desde una seguridad democrática que nos ofrece un horizonte de fraude, horror y simulacro, sino desde los más diversos sueños que se plantean un mundo más divertido y bueno que este que estamos viviendo.
3- Nos piden movilización, agitación, disposición, en este momento en que una elite, operativisa y legisla a favor de unos pocos, vendiendo el territorio y despojándonos del agua, la tierra, el aire, las semillas, el vinculo sagrado con nuestra memoria colectiva. Vender, hacer negocios, ganar, ganar y ganar.
4- Plantean que ustedes solos como etnia, que por cientos de años han resistido desde su acento de tierra, no pueden. Que tenemos que ser más, diversos, plurales, tercos y tercas, celebrantes de la vida. Que construyamos un escenario polifónico desde donde encontrarnos en esta minga itinerante, nómada, fluyente.
Y las mujeres queremos hacernos presentes.
Durante muchos años hemos resignificado nuestra palabra en las cocinas, en los comedores, en los espacios de intimidad de nuestras casas y hemos entendido con profundidad que lo personal es político, que son pobres las revoluciones sin re- evoluciones, que los discursos son huecos sino pasan por el centro del pecho, sino se encarnan en la piel. Y hemos planteado unos retos muy grandes a los movimientos libertarios del planeta: no son posibles las primaveras, si se sigue subvalorando a las mujeres por el sólo hecho de serlo y si no se feminizan las luchas populares, lo que significa no sólo volver un inaceptable social la violencia y el desprecio por las mujeres, sino dimensionar gozosamente lo femenino que hay en hombres y en mujeres, en el viento y en la tierra, en la indignación y en el silencio.
Las mujeres tenemos una palabra por caminar, sabemos que son muy grandes los desafíos y queremos ir aprendiendo con ustedes las dimensiones de la minga.
Sabemos que cuando hay canto colectivo hay Matria, cuando hay creación y resistencia, cuando se tienden puentes entre el pensamiento y la vida, la política y la subjetividad, entre la realidad y lo real.
Escuela Política de Mujeres Pazificas
Cali, Noviembre de 2008
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