Aunque la formación de las autoridades y el cambio de las leyes nacionales son importantes medidas encaminadas a sancionar y poner fin a esos delitos, el éxito no se logrará si no se produce un cambio fundamental en la actitud de las personas hacia el abuso sexual de las mujeres.
La violencia sexual, sea en tiempos de paz o de guerra, tiene que ser un crimen repugnante para todos, algo que la sociedad rechace y castigue con severidad. "Ese no es el caso todavía", dice el Dr Mukwege, director del hospital Panzi hospital en Bukavu, RDC oriental.
"Ahora mismo, la mujer que sea violada es estigmatizada y excluida por esa razón. Además de las leyes, tenemos que lograr que la sanción social se ponga de parte de la mujer. Tenemos que llegar a un punto en que la víctima reciba el apoyo de la comunidad y el violador sea el estigmatizado y excluido y castigado por toda la comunidad. Es la única manera en que podemos detener esos crímenes. La sanción social sería más eficaz para poner fin a esos crímenes que el simple proceso legal".
Aquí pueden desempeñar un papel importante los medios de información, la sociedad civil y los grupos de activistas. Por medio de reuniones de los ayuntamientos, charlas por radio y televisión, campañas de educación y otros medios, estos grupos pueden procurar que se elimine el estigma que pesa sobre las que han sido agredidas sexualmente, las infectadas con VIH/SIDA o las que han quedado embarazadas a raíz de esas agresiones, y general la condena social de los perpetradores. Es más, también pueden ejercer presión para que se aprueben y hagan cumplir leyes más eficaces contra esos crímenes.
http://www.un.org/spanish/preventgenocide/rwanda/sexualviolence.shtml
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