Sofi Ospina
Apreciad@s Amig@s,
A lo mejor ya leyeron este articulo que acaba de publicar la revista semana sobre la Cumbre Nal de Mujeres y Paz en Colombia en la cual tuve la oportunidad de participar. Alli aparecen las conclusiones y resumen de los temas que tratamos en la cumbre en la cual un grupo de mujeres vallecaucanas tuvimos la oportunidad de contribuir. Fue algo absolutamente emocionante ver todas esas mujeres de todos los rincones del pais: negras, mestizas, campesinas, indigenas, expertas internacionales, cooperacion internacional, lideresas politcas de gran prestancia nacional y regional... y sobre todo las mujeres victimas procedientes de veredas reconditas del territorio nacional que expresaron su dolor, resiliencia y apoyo al proceso de paz en espiritu de reconciliacion y construir un pais mas digno e incluyente.
Cordial saludo,
Sofi
________________________
“No parimos hijos e hijas para la guerra”
CONFLICTOCumbre de mujeres exige que las conversaciones entre el gobierno y las FARC continúen durante la campaña electoral.
Foto: Guillermo Torres/SEMANA
“No parimos hijos e hijas para la guerra” fue la consigna más escuchada durante la clausura de la Cumbre de Mujeres, convocada por nueve organizaciones de diferentes regiones del país, durante la cual se acordó hacer una serie de propuestas a los negociadores del Gobierno y las FARC en La Habana.
Las propuestas fueron entregadas a los representantes del Sistema de las Naciones Unidas y a varios congresistas que se hicieron presentes durante la mañana del viernes, día del cierre del evento, para escuchar a las organizaciones.
Centenares de propuestas fueron discutidas por las diez mesas de trabajo que se emplearon a fondo durante todo el jueves. Todas se concentraban en el punto seis de la agenda de La Habana, el de implementación, verificación y refrendación de los puntos acordados, cuyos mecanismos y comisiones contemplan la participación de la sociedad civil y sus organizaciones. Las mujeres decidieron reivindicar su derecho a plantear sus propias ideas y contribuciones.
Hubo muchas propuestas recurrentes durante las intervenciones, entre ellas no congelar el proceso de paz durante la campaña de las elecciones del 2014 y desvincularlo políticamente de ese proceso. Hubo, también, reiterados llamados a que las mujeres participen y se sienten en La Mesa de negociación en Cuba.
Respecto a la refrendación de los acuerdos, las mujeres propusieron que en caso de que haya un referendo, ellas tengan participación en la elaboración de las preguntas. Plantearon, además, que este mecanismo pueda ser un preámbulo para convocar a una posible asamblea nacional constituyente, que se reúna algunos años después de aprobado el acuerdo.
Las diez mesas coincidieron en que debe haber una disminución del gasto militar y en la eliminación del servicio militar obligatorio y en su lugar, invertir en educación, reiterando las propuestas de otros sectores de que haya cátedras de paz que transformen los escenarios de violencia social en lugares de paz.
Las mujeres buscan paridad en la participación política y en los mecanismos de implementación y de fortalecimiento de la democracia que pueda surgir después de firmado el acuerdo, en el marco de una reforma al sistema electoral. Dos veces surgió la propuesta de que exista un partido político de mujeres y cuatro veces la sugerencia de que se cree un Ministerio de la Mujer.
La creación de una Comisión de la Verdad fue un punto que se anunció desde el primer día de la Cumbre. Las mujeres exigen a los actores armados que se esclarezca lo sucedido, así como la necesidad de ubicar las fosas comunes y realizar el desminado de las zonas sembradas de minas antipersonales. Se llamó a que los actores armados pidan perdón público por los hechos cometidos durante el conflicto armado.
Para las mujeres, los mecanismos de seguimiento y verificación que se pondrán en marcha en la fase de implementación de los acuerdos entre el gobierno y la guerrilla deberán estar acompañados por organizaciones internacionales que garanticen la participación de la mujer y el cumplimiento de los puntos pactados. También exigen que se garanticen espacios de participación en escenarios políticos y desde la sociedad, con regulación y financiación estatal.
Las diferentes realidades locales y regionales deben tenerse en cuenta para garantizar el éxito en la implementación. Durante la Cumbre muchas mujeres mencionaron que todas esas regiones son muy diferentes entre ellas, pero que esas diferencias no deben ser un obstáculo para unirse y construir paz. Tener en cuenta esas diferencias es esencial para el éxito del proceso.
También le exigen a Colombia que ponga en marcha los compromisos adquiridos en tratados internacionales y las resoluciones adoptadas en escenarios internacionales como la 1325, en la que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas llamó, desde el año 2000, a dar participación a las mujeres en negociaciones de paz y la reconstrucción de sociedades después de conflictos armados.
La jornada del viernes contó con la presencia de panelistas internacionales como Socorro Gomes, presidenta del Consejo Mundial por la Paz, y Betty Bigombe, ministra de recursos hídricos de Uganda y exnegociadora de paz entre el gobierno de Uganda y el Ejército de Resistencia del Señor, que reclutó forzosamente miles de niños bajo el liderazgo de Joseph Kony.
Haciendo una comparación con la experiencia de su país, Bigombe reivindicó la necesidad y la conveniencia de que las mujeres participen en las negociaciones. Se preguntó cómo un país en el que las mujeres son la mitad de la población las excluye de las negociaciones de paz. Rememora la época en que se iniciaron las negociaciones en Uganda, admitiendo que en un principio no se consideró necesaria la participación de las mujeres en aquel proceso de paz. Sin embargo, tiempo después se entendió que no se podía excluir a las mujeres, quienes eran hermanas, hijas, madres y víctimas de los rebeldes. Ellas los convencían de participar en las conversaciones de paz. Bigombe no solamente hizo referencia a los aportes durante las negociaciones, sino también durante los procesos de implementación, asegurando que cuando no hay participación de mujeres, la implementación de las propuestas falla. Por ello hace un llamado para que se incluya a las mujeres en La Mesa de negociación en La Habana.
Una última decisión con la que culminaron los tres días de debate de esta cumbre de mujeres por la paz marcha por la paz fue la convocatoria de una movilización para el próximo 22 de noviembre.
Centenares de propuestas fueron discutidas por las diez mesas de trabajo que se emplearon a fondo durante todo el jueves. Todas se concentraban en el punto seis de la agenda de La Habana, el de implementación, verificación y refrendación de los puntos acordados, cuyos mecanismos y comisiones contemplan la participación de la sociedad civil y sus organizaciones. Las mujeres decidieron reivindicar su derecho a plantear sus propias ideas y contribuciones.
Hubo muchas propuestas recurrentes durante las intervenciones, entre ellas no congelar el proceso de paz durante la campaña de las elecciones del 2014 y desvincularlo políticamente de ese proceso. Hubo, también, reiterados llamados a que las mujeres participen y se sienten en La Mesa de negociación en Cuba.
Respecto a la refrendación de los acuerdos, las mujeres propusieron que en caso de que haya un referendo, ellas tengan participación en la elaboración de las preguntas. Plantearon, además, que este mecanismo pueda ser un preámbulo para convocar a una posible asamblea nacional constituyente, que se reúna algunos años después de aprobado el acuerdo.
Las diez mesas coincidieron en que debe haber una disminución del gasto militar y en la eliminación del servicio militar obligatorio y en su lugar, invertir en educación, reiterando las propuestas de otros sectores de que haya cátedras de paz que transformen los escenarios de violencia social en lugares de paz.
Las mujeres buscan paridad en la participación política y en los mecanismos de implementación y de fortalecimiento de la democracia que pueda surgir después de firmado el acuerdo, en el marco de una reforma al sistema electoral. Dos veces surgió la propuesta de que exista un partido político de mujeres y cuatro veces la sugerencia de que se cree un Ministerio de la Mujer.
La creación de una Comisión de la Verdad fue un punto que se anunció desde el primer día de la Cumbre. Las mujeres exigen a los actores armados que se esclarezca lo sucedido, así como la necesidad de ubicar las fosas comunes y realizar el desminado de las zonas sembradas de minas antipersonales. Se llamó a que los actores armados pidan perdón público por los hechos cometidos durante el conflicto armado.
Para las mujeres, los mecanismos de seguimiento y verificación que se pondrán en marcha en la fase de implementación de los acuerdos entre el gobierno y la guerrilla deberán estar acompañados por organizaciones internacionales que garanticen la participación de la mujer y el cumplimiento de los puntos pactados. También exigen que se garanticen espacios de participación en escenarios políticos y desde la sociedad, con regulación y financiación estatal.
Las diferentes realidades locales y regionales deben tenerse en cuenta para garantizar el éxito en la implementación. Durante la Cumbre muchas mujeres mencionaron que todas esas regiones son muy diferentes entre ellas, pero que esas diferencias no deben ser un obstáculo para unirse y construir paz. Tener en cuenta esas diferencias es esencial para el éxito del proceso.
También le exigen a Colombia que ponga en marcha los compromisos adquiridos en tratados internacionales y las resoluciones adoptadas en escenarios internacionales como la 1325, en la que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas llamó, desde el año 2000, a dar participación a las mujeres en negociaciones de paz y la reconstrucción de sociedades después de conflictos armados.
La jornada del viernes contó con la presencia de panelistas internacionales como Socorro Gomes, presidenta del Consejo Mundial por la Paz, y Betty Bigombe, ministra de recursos hídricos de Uganda y exnegociadora de paz entre el gobierno de Uganda y el Ejército de Resistencia del Señor, que reclutó forzosamente miles de niños bajo el liderazgo de Joseph Kony.
Haciendo una comparación con la experiencia de su país, Bigombe reivindicó la necesidad y la conveniencia de que las mujeres participen en las negociaciones. Se preguntó cómo un país en el que las mujeres son la mitad de la población las excluye de las negociaciones de paz. Rememora la época en que se iniciaron las negociaciones en Uganda, admitiendo que en un principio no se consideró necesaria la participación de las mujeres en aquel proceso de paz. Sin embargo, tiempo después se entendió que no se podía excluir a las mujeres, quienes eran hermanas, hijas, madres y víctimas de los rebeldes. Ellas los convencían de participar en las conversaciones de paz. Bigombe no solamente hizo referencia a los aportes durante las negociaciones, sino también durante los procesos de implementación, asegurando que cuando no hay participación de mujeres, la implementación de las propuestas falla. Por ello hace un llamado para que se incluya a las mujeres en La Mesa de negociación en La Habana.
Una última decisión con la que culminaron los tres días de debate de esta cumbre de mujeres por la paz marcha por la paz fue la convocatoria de una movilización para el próximo 22 de noviembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comparte tus ideas